
Índice
Daños oculares más frecuentes
La endoftalmitis es una enfermedad ocular grave que puede tener graves consecuencias a largo plazo. Algunos de los daños oculares más frecuentes causados por la endoftalmitis incluyen:
- Pérdida de visión
- Daño del nervio óptico (Medicamentos para la regeneración del nervio óptico)
- Ceguera
Es importante tener en cuenta que los daños oculares varían según el tipo de endoftalmitis, la gravedad de la infección y el tratamiento utilizado.
Visión borrosa y otras complicaciones
La visión borrosa es un síntoma común de la endoftalmitis y puede ser persistente incluso después del tratamiento. Además, también se pueden presentar otras complicaciones, como:
+ Opacidad del cristalino (cataratas)
+ Glaucoma neovascular
Es importante que los pacientes con endoftalmitis acudan regularmente a su médico oftalmólogo para realizar monitoreos y tratamientos complementarios en caso de que sea necesario.

Endoftalmitis y salud ocular a largo plazo
La endoftalmitis puede afectar de forma significativa la salud ocular a largo plazo. Los pacientes que han padecido endoftalmitis pueden presentar problemas relacionados con la visión, la calidad de vida y la salud mental.
Por esta razón, es importante tomar medidas preventivas para reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad después de ciertos procedimientos oculares y prestar atención a los síntomas para buscar tratamiento de manera oportuna.
¿Qué es la endoftalmitis?
La endoftalmitis es una infección ocular grave que puede ser causada por cirugía, trauma u otras fuentes. Se produce una inflamación en el interior del globo ocular afectando la retina y la coroides. La endoftalmitis tiene como consecuencia la disminución de la visión y puede causar ceguera. Es importante tener en cuenta que una infección en el ojo puede extenderse rápidamente y convertirse en una amenaza para la vida, por lo que el diagnóstico y tratamiento tempranos son cruciales.
Causas de la endoftalmitis
La endoftalmitis puede ser causada por diferentes fuentes, aunque la más común es la introducción de bacterias u hongos en el ojo después de una cirugía ocular. También puede ser causada por una infección previa en otra parte del cuerpo que se propaga a través del torrente sanguíneo hasta el ojo.
El trauma ocular, la inyección intravítrea y el uso de lentes de contacto también pueden ser causantes de endoftalmitis. En algunos casos, la infección puede ocurrir espontáneamente.
Tipos de endoftalmitis
Existen dos tipos principales de esta infección ocular, la endoftalmitis exógena y la endoftalmitis endógena.
La endoftalmitis exógena se produce cuando las bacterias o hongos ingresan en el ojo desde fuentes externas, como después de una cirugía ocular.
La endoftalmitis endógena se produce cuando las bacterias o hongos infectan el ojo a través del torrente sanguíneo, a menudo como resultado de una infección previa en otra parte del cuerpo.
Síntomas de la endoftalmitis
La endoftalmitis es una infección ocular grave que se caracteriza por causar una serie de síntomas. Aunque estos no necesariamente aparecen todos a la vez, su presencia es una señal de alerta, ya que debe ser tratada con rapidez.
En esta sección se describen los síntomas más frecuentes de la endoftalmitis, así como el periodo de tiempo en el que pueden tardar en aparecer, y las diferencias entre la endoftalmitis aguda y crónica.
Síntomas más frecuentes
+ Dolor ocular intenso
+ Visión borrosa o disminución de la misma
+ Sensibilidad a la luz (Fotofobia)
+ Enrojecimiento del ojo afectado (Ojo rojo)
+ Sensación de tener algo en el ojo, como arenilla
+ Sensación de leve inflamación en el ojo
+ Ojo lloroso
+ Alteraciones en la pupila
¿Tardan en aparecer los síntomas?
Los síntomas de la endoftalmitis pueden tardar en aparecer, aunque esto depende del tipo de infección y su gravedad. En general, los síntomas suelen aparecer en un plazo de dos días, pero pueden tardar hasta una semana.
Si se ha sometido a una cirugía, es importante estar atentos a cualquier cambio en la visión o síntoma visual anormal y notificar a su oftalmólogo inmediatamente si se presentan.
Diferencias entre endoftalmitis aguda y crónica
Existen dos formas principales de endoftalmitis: aguda y crónica.
La endoftalmitis aguda aparece de forma repentina y se desarrolla rápidamente. Los síntomas suelen ser más graves y es necesario hacer un tratamiento urgente, ya que puede poner en riesgo la visión de manera irreversible.
Por otro lado, la endoftalmitis crónica se desarrolla más lentamente, los síntomas son más leves en general, pero pueden persistir durante un largo periodo de tiempo sin tratamiento.
Diagnóstico de la endoftalmitis
Pruebas necesarias para el diagnóstico
El diagnóstico de la endoftalmitis debe realizarse de manera urgente para evitar complicaciones posteriores. El oftalmólogo realizará un examen detallado del ojo afectado, buscando signos de inflamación o infección.
Además, se pueden realizar análisis de laboratorio para confirmar la presencia de microorganismos causantes de la endoftalmitis. Entre las pruebas más comunes se encuentran:
+ Tomografía de coherencia óptica (OCT): una técnica de imagen que permite obtener imágenes detalladas de las capas del ojo afectado.
+ Cultivo y análisis de muestras de humor vítreo: se extrae una muestra de líquido del humor vítreo para analizar la presencia de microorganismos.
+ Microscopía confocal: una técnica que utiliza un microscopio para examinar las células del ojo.
Instrucciones del médico para el diagnóstico
En caso de sospecha de endoftalmitis, es importante acudir de inmediato al oftalmólogo, quien realizará una valoración completa del estado del ojo.
Además, es probable que se prescriba tratamiento antibiótico o antifúngico a la espera de los resultados de las pruebas. Si se confirma la presencia de endoftalmitis, se procederá a realizar un tratamiento intensivo para controlar la infección y evitar consecuencias graves, como la pérdida de visión.
El oftalmólogo planteará las opciones de tratamiento y establecerá un plan de seguimiento para comprobar la evolución de la infección y el estado visual del paciente.
Tratamiento de la endoftalmitis
Antibióticos y antifúngicos
El tratamiento de elección de la endoftalmitis es la administración intravítrea de antibióticos o antifúngicos según el agente infeccioso identificado.
Los antibióticos de elección son la vancomicina y ceftazidima, que cubren los microorganismos gram-positivos y gram-negativos.
Los antifúngicos más empleados son la anfotericina B y el voriconazol. En algunos casos, se puede administrar el tratamiento combinado de antibióticos y antifúngicos.
Cirugía de cataratas y endoftalmitis
En la endoftalmitis post-cirugía de cataratas, el tratamiento de elección es la vitrectomía de urgencia para extraer la mayor cantidad posible de tejido infectado. Además, la inyección intravítrea de antibióticos y antifúngicos es necesaria.
En algunos casos, puede ser necesario realizar una re-intervención.
Otras opciones terapéuticas
En casos de endoftalmitis crónica o resistente al tratamiento convencional, se han descrito otras opciones terapéuticas como la inyección intravítrea de corticoides para controlar la inflamación o el trasplante de córnea. Sin embargo, estas alternativas terapéuticas tienen un menor reconocimiento y se emplean de manera selectiva.
+ El tratamiento de elección para la endoftalmitis es la administración intravítrea de antibióticos o antifúngicos según el agente infeccioso identificado.
+ Es necesaria la vitrectomía de urgencia en la endoftalmitis post-cirugía de cataratas para extraer la mayor cantidad posible de tejido infectado.
+ En casos de endoftalmitis crónica o resistente al tratamiento convencional, se han descrito otras opciones terapéuticas como la inyección intravítrea de corticoides o el trasplante de córnea.
Prevención de la endoftalmitis
Causas y factores de riesgo
La endoftalmitis puede ocurrir después de ciertos procedimientos oculares, como la cirugía de cataratas o el trasplante de córnea, pero también puede desarrollarse después de un trauma ocular o de la infección de otra parte del cuerpo.
Los factores de riesgo incluyen tener el sistema inmunológico debilitado, usar lentes de contacto, tener problemas de la piel alrededor del ojo, y tener antecedentes de infecciones oculares anteriores. Los pacientes diabéticos también corren un mayor riesgo de desarrollar endoftalmitis.
Procedimientos oculares más frecuentes y endoftalmitis
Algunos de los procedimientos oculares más frecuentes que pueden conducir a la endoftalmitis son la cirugía de cataratas, la operación de miopía, el trasplante de córnea, y la inyección intraocular.
Estos procedimientos oculares crean una brecha en la barrera protectora del ojo, lo que aumenta el riesgo de infección.
Cómo prevenir la endoftalmitis
Para prevenir la endoftalmitis, es importante seguir las instrucciones del médico después de cualquier procedimiento ocular. Esto puede incluir el uso de gotas para los ojos o la toma de antibióticos, así como evitar frotarse o rascarse el ojo y usar gafas de protección.
También es esencial tener una buena higiene general y mantener la diabetes bajo control si se padece. En algunos casos, los pacientes pueden ser considerados para un tratamiento profiláctico de antibióticos antes de un procedimiento para reducir el riesgo de infecciones oculares.
Consecuencias de la endoftalmitis
Daños oculares más frecuentes
+ Perdida de la visión.
+ Ceguera.
+ Complicaciones como la formación de cataratas, glaucoma o inflamación crónica.
+ Disminución en la calidad visual y alteraciones en la retina.
Visión borrosa y otras complicaciones
La endoftalmitis puede provocar alteraciones en la agudeza visual y afectar la percepción de los colores. Además, puede generar sensibilidad a la luz (fotofobia) y dolor ocular.
Es necesario acudir al oftalmólogo ante cualquier síntoma de alteración visual o dolor en el ojo, ya que una intervención temprana puede prevenir lesiones más graves.
Endoftalmitis y salud ocular a largo plazo
Es importante entender que la endoftalmitis no sólo puede afectar la visión de forma inmediata, sino que también puede tener graves consecuencias a largo plazo.
La endoftalmitis puede debilitar el sistema inmunológico del ojo, lo que aumenta la probabilidad de sufrir nuevas infecciones oculares. También puede desencadenar otras enfermedades oculares graves, como el desprendimiento de retina.
Por ello, es fundamental seguir las pautas preventivas y realizar un control oftalmológico habitual para detectar a tiempo cualquier posible complicación.